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quarta-feira, maio 27, 2009

50 anos da Revolução Cubana: o que podemos comemorar?

Reproduzo abaixo um texto publicado no blog Paralelo36. a respeito dos 50 anos da Revolução Cubana.

"En la extraordinaria película del Drácula de Bela Lugosi y Tod Browningn, el joven abogado Rendfield percibe un inquietante vacío al entrar en el castillo, donde habita el conde rumano: en el jardín no hay pájaros. Esta ausencia es el prolegómeno fatal de lo que vendrá detrás del dintel de la puerta : el vampiro. Cuando llegué a La Habana este pasado verano para asistir a unas jornadas, tras treinta años de ausencia de Cuba, y en la primera conversación interesante que crucé , pregunté por algunos datos , la respuesta fue el silencio ( en Cuba no hay encuestas, ni estudios de opinión públicos, ni sociología, ni sociólogos). Este silencio era también el prolegómeno de lo que hay en el país: una ausencia gravísima de libertades y por tanto también de derechos y de igualdad.
Viene todo esto a cuento porque en este año se conmemora el cincuentenario de la revolución cubana y parte de la izquierda española y andaluza pretende celebrarlo. Hace cincuenta años que en Cuba gobierna el mismo partido y los mismos dirigentes con distinto nombres ( Fidel, Raúl) pero con un mismo apellido: Castro. Son cincuenta años sin estudios de opinión, sin encuestas, sin elecciones, sin libertad de creación o de pensamiento, de dictadura sin proletariado, de sindicato único y vertical , de prohibición del derecho de huelga. Pero son también cincuenta años sin huevos, sin trigo, sin garantías procesales, sin tribunales independientes, sin libertad sexual o sin igualdad étnica o de género ( en Cuba no existe la discriminación positiva).
Tras cincuenta años en Cuba, un poeta puede ser encarcelado por un soneto, un músico por una canción, un pacifista por la objeción de conciencia, un ecologista por una acción de protesta absolutamente pacífica, un homosexual por ser homosexual o un enfermo de SIDA por estar enfermo (en Cuba han existido los “sidatorios” que Le Pen propuso en Francia). Son cincuenta años de cadena perpetua, de pena de muerte, de presos políticos y de opinión, de censura informativa (el acceso a internet está totalmente controlado y dificultado). La arbitrariedad preside la formación de los gobiernos (de buenas a primera un ministro cae en desgracia y aparece dimitido en el Granma, pidiendo perdón por sus errores contrarrevolucionarios). Nadie está seguro de no ser delatado y espiado por su vecino y los servicios secretos están infiltrados hasta en el Tropicana."